*Todas
las generalizaciones se harán en femenino.
Alguien
dijo alguna vez: "los impuestos son un robo a manos del gobierno", a
lo que otra contestó: "si los impuestos fueran voluntarios, llevarían otro
nombre". Los impuestos nos son impuestos por el Estado que so pena de castigos nos impone el tributo que
debemos pagarle para que políticos y burócratas vivan demasiado cómodamente a
cambio de hacer poco más que nada.
Hoy
día del impuesto que más se habla en la costa es la Contribución Inmobiliaria.
Este impuesto se nos quiere cobrar por el mero hecho de tener un lugar donde
vivir. ¿Suena absurdo, no? Es como pensar que se nos cobre impuestos por el
aire que respiramos. La diferencia entre la contribución y un supuesto impuesto
al aire es que al primero ya estamos acostumbradas y al segundo no.
Sabemos
que parte del dinero de la gente es utilizado en cosas útiles como el arreglo
de las calles, pero también sabemos que la parte volcada en estas cuestiones es
mínima. La mayor parte va dirigida a sustentar los sueldos y los viáticos de
los políticos.
Más
allá de este absurdo, la razón por la cual se habla tanto de la Contribución
Inmobiliaria por estas zonas es el reajuste hecho por la Intendencia de
Canelones. ¡Hay vecinas que pagaban $180 y hoy día se les quiere cobrar $1800!
La diferencia es realmente abismal.
Ya
en otros momentos hubo problemas con la Contribución en Canelones y mediante el
boicot y la lucha se logró revertir la situación. Tal vez algunas recuerden los
años de Hackembruch cuando se hacía menos demagogia (como la fantochada de las
100 plazas progresistas!) y el robo gubernamental era más evidente aún. La
cultura del NO PAGO se extendió de tal manera que, a no ser que hubieras
firmado un convenio, no había forma de que la Intendencia tomara represalia
contra las huelguistas, contra quienes decidían hacer una huelga de
contribuyentes (no pagar) como forma de protestar contra el robo municipal.
Es
positivo ver que en aquel momento, y más notoriamente en éste, surgen grupos de
vecinas que, indignadas ante la actitud descarada de los políticos, buscan
caminos de emprender la lucha. Así fue como se organizaron asambleas, cortes de
ruta, volanteadas, etc.
Desde
la SROA saludamos dichas medidas pues entendemos que la auto-organización
horizontal y la acción directa, es decir la acción discutida, decidida y
aplicada por las personas directamente implicadas, son las herramientas más
propicias para la lucha social.
De
todas formas en estas tierras existe un gran vicio: todo debe ser
"dialogado" y "civilizado". Pero, ¿existe un diálogo real
cuando no hay una igualdad entre las interlocutoras, cuando la palabra de una
tiene más validez que la de la otra? Cuántos movimientos sociales, cúantas
luchas hemos visto agonizar a causa de los famosos diálogos con empresarios y
políticos. Éstos nunca nos escucharán realmente, sacarán sus cálculos y luego
harán las promesas pertinentes... y tal vez, sólo tal vez, otorguen alguna
consesión con el fin de calmar las aguas.
Pero
existen más caminos. Tenemos la fuerza para dar vuelta esta realidad, tan sólo
tenemos que desearlo y comenzar. Una gran huelga de contribuyentes, por
ejemplo, sería algo realmente notorio y tendría mayor impacto que una comitiva
en el parlamento. Pegar juntas, pegar poco, pero pegar donde les duela.
Si
quisieramos podríamos incluso hacer números y ver que los supuestos beneficios
sociales que pagamos mediante impuestos nos costarían menos si lograramos
auto-organizarnos en nuestros barrios para poder gestionar los temas de la
basura (clasificando, reutilizando y buscando soluciones para el desecho en
lugar de amontonarlo en Cañada Grande), vialidad, saneamiento (el baño seco es
barato, higiénico y enriquece la tierra), etc.
Sabemos
que no es sencillo, pero eso no quiere decir que sea inviable... Como dijimos más
arriba: tenemos la fuerza para cambiar nuestra realidad, tan sólo hace falta
desearlo y comenzar.
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